viernes, 12 de marzo de 2010

CHARLA: Fracaso escolar en la adolescencia. Abordaje y prevención.

CHARLA
Fracaso Escolar en la adolescencia: abordaje y prevención.
Martes, 23 de marzo a las 19:00 horas.

La adolescencia puede ser transitada de diversas formas, lo esencial es comprender que es una etapa de crisis tanto para el joven en desarrollo como para sus figuras parentales. Para realizar un acompañamiento acorde y con buenos resultados educativos es necesario conocer como se vive esta etapa para favorecer su permanencia en el sistema educativo y que la misma sea lo más productiva posible.

En la actualidad, aproximadamente un 25% de los alumnos no obtiene el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria. Este problema dificulta las posibilidades formativas y profesionales de los hijos ¿Por qué se llega a esta situación? ¿Se puede solucionar? ¿Qué pueden hacer los padres?

La psicologa Cristina García Medina nos hablará el próximo martes, 23 de marzo, de como abordar y prevenir el fracaso escolar. Acude a esta charla organizada por la asociación de padres y resuelve tus dudas. Te esperamos a las 7 de la tarde en la biblioteca del centro.

6 comentarios:

  1. Bueno, pues muy bien, allí estaremos. Creo que es un tema muy interesante y que la charla nos puede ayudar a mirar a nuestros hijos desde algun punto de vista que no se nos haya ocurrido antes. No hace falta que nuestros hijos vayan mal en sus estudios para que acudamos a la charla, aunque vayan bien, siempre podemos aprender algo que nos ayude a entenderlos mejor.

    Nos vemos el 23!

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  2. La charla ha sido muy interesante.Esta claro que el trabajo con los chicos/as tiene que empezar desde niños.Pero siguo pensando que estamos en una sociedad en la que se prima bastante poco el esfuerzo.En la que las normas hay que negociarlas y no cumplirlas. en las que hay que tener mucho cuidado en como les dices las cosas porque si no les produces frustracion. En los que hay que motivarlos para que cumplan con su obligaciòn. Vamos y luego queremos que sean independientes y autonomos.

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  3. Sí, tienes parte de razón en lo que dices. La cosa es que a un niño se le pueden imponer normas, somos más fuertes. Con un adolescente la cosa puede llegar a ser más complicada aunque no siempre tiene que ser así. Yo fui a una niña de sobresalientes pero sin embargo por lo que sea, quizás la revolución de las hormonas, en la adolescencia fui una gran rebelde que suspendió 4 asignaturas en 1ºde BUP y que decidió que las normas existían para saltárselas y te aseguro que en mi casa había exceso de disciplina, pero eso no quería decir que yo no pudiera hacer lo que me diera la gana cuando mis padres no me veían. Por eso ahora mi rabillo del ojo es muyyyyy largo, pero sin que se note porque yo quiero enterarme y quiero intentar controlar lo máximo posible si la cosa se complica.

    En cuanto a la autoestima si tienen importancia las palabras y el tono que empleamos, no se trata de dorarles la pildora pero si evitar dialogar con ellos y tomar decisiones enfadados. Mi hijo con 6 años decía que "ya no sabía aprender" pero ahora con 7 "ya es el mejor en matemáticas" la fuente del problema no estaba en la familia pero se cortó radicalmente y todo mejoró.

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  4. Rocío, igual ese cambio tan brusco fue por eso que tú dices que en tu casa 'había exceso de disciplina'...

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  5. Sí Celia, ahí está la cosa. Hay que buscar un término medio. Acudí a un cursillo en el que me enseñaron que los padres debemos aplicar tres tipos de normas:

    - NORMAS FUNDAMENTALES: pocas y muy claras, de ineludible cumplimiento e innegociables como por ejemplo una agresión.
    - NORMAS IMPORTANTES: También poco numerosas y claras. Su cumplimiento puede ser evitable y algunos aspectos pueden negociarse, como por ejemplo la hora de llegada a casa en las fiestas.
    - NORMAS ACCESORIAS: más circunstanciales y regulan la vida doméstica, estas pueden negociarse porque no afectan gravemente al funcionamiento familiar, como por ejemplo ordenar la habitación.

    Cuando los hijos se hacen mayores una norma puede dejar de ser fundamental y darles más libertad. Las vamos adaptando según van creciendo y demostrando que son responsables.

    Con los adolescentes no vale el "porque lo digo yo" del que a veces abusamos porque somos humanos y tenemos nuestros días nublados. Aquí toca la técnica del "disco rayado":
    - Pedimos que la norma se cumpla.
    - Le escuchamos con calma sus objeciones, le pedimos que las razone.
    - Expresamos nuestro acuerdo o desacuerdo.
    - Volvemos a hacer la petición en los mismos términos del principio las veces que haga falta y sin alterarnos, un "porque lo digo yo" sólo desembocará en una bronca y la norma seguirá sin estar clara.

    Heché de menos más práctica en la charla, demasiado teoría o quizás ya la he oído muchas veces, que también puede ser. De todas formas sí que ví que culpamos a lo sociedad de que no se valora el esfuerzo cuando somos los padres los primeros que les evitamos estos esfuerzos a la hora de conseguir sus cosas. "Para que esforzarme si me lo dan todo" - pueden pensar.

    Tengo la documentación de aquel cursillo, era para padres de preadolescentes dirigido a la prevención de drogopendencias y para ello era inevitable hablar sobre normas y comunicación. Si alguien está interesado en tener esta documentación puede pedírmela en el correo del AMPA.

    Saludos!!

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  6. Que conste que mi comentario anterior era un decir, en realidad cada persona es un mundo, yo también 'disfruté' de una disciplina férrea en mi casa pero yo entendí que no sabían hacerlo de otra manera, así que pensé que la forma de 'distinguirme' de esa forma de actuar era elevar mi nivel de educación y estudié mucho. Ahora con mis hijas sigo la idea de que la disciplina es buena, pero que no tiene que ser 'por encima de todo', intento que entiendan cuándo han hecho algo mal, o no apropiado, y cuando lo hacen les dejo que ellas mismas me digan que penalización se imponen. por ahora va bien, pero no hay que bajar la guardia.
    A mi la charla también me pareció un poco teórica, por ejemplo el caso que nos dió por escrito, quedaba bien claro qué es lo que se hacía mal, pero no dijo cómo se podría reconducir esa situación del ejemplo.

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